S. Freud, en "Duelo y melancolía" (1917 -1915-) define el duelo como una "...reacción ante la pérdida de una persona querida, de una abstracción equivalente como la patria, la libertad, un ideal, etc." En la vida atravesamos distintos procesos de pérdida de objetos. Como podemos ver, el concepto es amplio, y desde ya, hay diferentes niveles de pérdidas, cuyo impacto, además, es distinto en cada persona.
El duelo, es una reacción natural ante la pérdida; un proceso que es necesario atravesar para elaborar la falta; por tanto, supone un dolor y también, una reestructuración. Sin embargo, la evolución de la sintomatología depresiva típica generada por el proceso de duelo depende en parte de la condición psíquica previa del sujeto, de su estructura de personalidad, de su historia (afrontamiento de las primeras pérdidas, identificación con figuras significativas, recursos defensivos, entre otros factores).
En ocasiones, se produce una fijación al primer momento de pérdida, quedando el sujeto como "congelado en ese dolor".
Así sucede, en el duelo patológico, que predominan de forma invasiva en el psiquismo los sentimientos de indefensión y desesperanza. La persona se resiste, de forma consciente o inconscientemente, a disminuir el dolor y la tristeza, se instala en la melancolía, no acepta la pérdida, y esta fijación al objeto impide la elaboración del duelo.
En cambio, en la sana realización del trabajo de duelo, el sujeto va atravesando distintas etapas, instrumenta defensas para gestionar la angustia, y la elaboración consiste en que el sujeto vuelva a recordar, a representar, a sentir... Un dolor que finalmente dará lugar a otros deseos en la vida... ✨💜
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